1 de noviembre de 2005

Ofrenda de dìa de Muertos

La Ofrenda de día de muertos


Una tradición que es muy importante legar a nuestros hijos es la del día de muertos, es donde se empieza a explicar el proceso de la existencia humana, de todo cuanto existe. En ella se enseñaba cómo morir y vivir se entrelazan en un proceso que conocemos como Vida.
Los niños desempeñaban un papel fundamental para poner la ofrenda, ayudando, dando ideas, comentarios y preguntas que convertían a este evento, tan especial y fundamental para nuestros antepasados. Preguntas como: ¿Por qué se muere la gente, nuestros abuelos, los viejos, los amigos, nuestros conocidos, los animales, incluso niños? ¿Por qué se tiene que morir la gente que amamos? ¿Que pasa después de la vida?
Esta y más preguntas seguramente serán hechas y qué mejor momento que este, cuando hacemos nuestra ceremonia a ellos, a los que se han ido, si es precisamente su fundamento, que no se nos olviden, que no se vayan de nuestro corazón, de nuestro afecto, de nuestro reconocimiento, de nuestro agradecimiento. Las cosas dejan de existir no cuando mueren, sino cuando las olvidamos y sobre todo cuando las borramos de nuestras vidas, porque somos ellos, somos parte de su esencia, somos su manera de hablar, de caminar, de reír, de soñar, de llorar, de vivir... ¡Somos ellos y ellas! Las plantas y las flores, los árboles y los animales, los insectos y todo cuanto hay. Somos y pertenecemos a ese mismo proceso que es la vida y que nosotros debemos reconocer para dar sentido a nuestras vidas, a nuestra existencia y al compromiso que tenemos con los que nos siguen y no sólo con nuestros parientes, también con los demás niños, los demás seres, y así encontraríamos sentido a nuestra propia vida y entenderíamos la razón de nuestra existencia.
Iniciamos prendiendo un poco de copal como símbolo de la espiritualidad de nuestro pueblo, luego en un lugar especial de nuestro hogar, empezamos a limpiar y a acondicionar con flores, mantel o papel picado, en la cocina mientras tanto, las niñas ayudan a la mamá con lo que vamos a poner de ofrenda de comida, puede ser la comida clásica familiar, pero también atole, tamales, la comida regional, etc. Depende de las posibilidades de cada familia siempre incluyendo, maíz, frijol, chile, calabaza, amaranto, entre otros, siempre dándole una forma festiva, alegre. Hay que recordar que si sabemos que la muerte es algo natural, propia de la vida y que nada muere totalmente y que parte de esos ancestros somos nosotros mismos, la vida se vería sin tanto dolor, sin tanto miedo y sin sufrimiento, es por esto, que esta ceremonia también es una gran fiesta, reiremos de las cosas y de los buenos recuerdos que nuestros antecesores dieron y estaremos todos felices.
Es día de abrir las puertas a toda la gente, de compartir con todos y de algún modo decir, mira; -¡es esto lo que nos heredaron nuestros abuelos, nuestros padres! La hospitalidad, nuestro aprecio por la gente, el espíritu de compartir lo que tenemos, la solidaridad, nuestro respeto por todo lo que existe.
Hay cuentos que se solían contar mientras se preparaba la ofrenda, de cómo se formó el pueblo, de cómo llegaron nuestros ancestros a ese lugar, de sus logros y sus derrotas, de sus hazañas y sus problemas y de cómo antes la palabra humana era lo que más se apreciaba en la gente.
También se recuerdan esos pequeños pero trascendentales momentos, esos que no sabemos por qué guardamos tan intensamente en nuestro corazón y que nos dan mucha dicha, esos que llamamos “las pequeñas grandes cosas”, que incluso pudieran haber sido difíciles o desagradables; sin embargo ahora nos animan nos enseñan, nos reconfortan, nos alientan. Son las anécdotas, historias, cuentos, vivencias.
Antes, al preparar la ofrenda se formaba un arco con flores de Zempoalxochitl, símbolo de las regiones del universo y de la tierra, usamos esta flor porque, es la flor que nuestros ancestros diseñaron y crearon, y representa la expresión hermosa del ser humano, de la sociedad, y la unión que se requiere para su evolución que va desde la familia, hasta del mismo universo, en un símbolo que es la base matemática: el número 20. Ya hecho el arco, dentro de él se ponía la ofrenda sin olvidar el agua, copal y ocotes prendidos a manera de las veladoras de ahora representando el calor familiar, el mantener prendido el recuerdo y la fuerza de nuestro pueblo, de nuestro ser.
Ya preparado todo se empezaba la ceremonia en sí, hablaban los viejos de la importancia de mantener nuestras formas de vida expresadas en nuestras ceremonias, daban consejos a los asistentes para educar a los hijos a seguir nuestras costumbres, para infundirles respeto a sus tradiciones y para que de este modo sean mejores seres humanos, luego se agradecía por los antepasados, por nuestros abuelos, y se disponía a compartir la comida, para esto se invitaba a toda la gente haciendo en el comer la ceremonia fundamental, la primera, la esencial, era la aceptación de los presentes como parte de la familia pero también de una más grande, nuestros amigos, el barrio, la comunidad, nuestra sociedad. Se les preparaba su itacate que era una canasta con parte de lo que había en la ofrenda. En ocasiones y en años difíciles se compartían semillas para la gente que lo necesitaba.
Sería algo muy bueno que en el futuro se pudiera realizar una ceremonia de toda la familia, con los vecinos de nuestra calle, del barrio, de la colonia, del Kalpulli, etc.
Algunas personas preguntan si deben hacerse niveles en la ofrenda o si debemos pensar en los difuntos niños o mayores, que si se deben poner las fotos o alguna cosa en especial, pero lo que se pone es lo que sale del corazón, si quieren poner a sus muertos cercanos, ellos representarían a todos los demás, solo hay que recordar que la ceremonia es a todos y cada uno de los seres que vivieron y que gracias a ellos nosotros vivimos.
La duración y forma del día de muertos depende de cómo se organicen, en algunos lugares se ayunaba hasta la ceremonia, también se puede hacer la ceremonia después de la presentación de la danza.
Lo fundamental es entender el sentido que tenía y tiene esta ceremonia, que es sustancial a nuestra identidad y que es algo por lo que debemos luchar para que no se olvide, para seguir vivos como pueblo, orgullosos de saber el valor de nuestra cultura y del amor con que fue hecha a través de miles de años.



IN MEXIKAYOTL YELIZTLI AIK IXPULIUIZ

La Mexicanidad jamás perecerá



Luis Armando Rodríguez Cedillo
Tekuhtli



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